El tiempo lo dice, los árboles comienzan a mostrar los blancos corazones, esos que conforman la esencia junto con el incienso, perfumando los días de la Sevilla de nuestra eterna infancia e interminables primaveras. Las luces nos anuncian que el Barroco es un sueño que aún no terminó, y en la Ciudad juega a mostrarnos la grandeza del teatro de los sueños. Cuando la luz se va y solo queda esa otra luz, más mística, real, espiritual nos muestra que por muy oscuro que esté todo, la primavera de los sentidos siempre llega a Sevilla.
13 de Febrero de 2013-Miércoles de Ceniza.
Fotografía: Guillermo Ramírez Torres
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